De nuevo el cielo está a punto de derrumbarse sobre nuestro anarconsindicalista sindicato verdadero. Uno de nuestros irreductibles anarquistas ha sufrido una terrible afrenta propia de las dictaduras más malas que cualquier persona que no sea analfabeta funcional pueda imaginarse; eso no se puede tolerar y además cómo se atreven.
Nuestro gran héroe, que se había preparado todo él para demostrarle al cine y al novio de Norma Duval que él con una mano atada a la espalda lo hace mejor que Fernán Gómez, le fue impedido asombrar al mundo del séptimo arte porque dos frágiles muchachitas inocentes tuvieron la desgraciada idea de comerse un bocata de chopped y un yogur caducado al lado de los malévolos, mafiosos y asesinos de lo bello de la productora del novio de Norma Duval.
Nuestro supernoi, que tranquilamente debajo de un pino se disponía a degustar su rancho mientras ojo avizor vigilaba en busca de injusticias, sabía que evidentemente tarde o temprano se mascaría la tragedia si es que no se estaba mascando en ese terrible momento. Dejó tras un salto acrobático su mísero bocata y armado con una vara verde, advirtió a las bellas damiselas que se alejaran del mal.