jueves, 15 de julio de 2010

¿Porqué el combate sindicalista?

Últimamente es muy frecuente apropiarse porque sí de la historia para darse autobombo, y todo el mundo sabe que cuando no hay manera de que a uno le reivindiquen como gran héroe que es, porque se lo ha dicho su abuela, tira de cualquier cosa que tiene a mano y se lanza a la piscina sin más ropaje que un acertado y significado nombre de guerra para comerle la oreja a tirios y troyanos.

Así como Le Combat Syndicaliste se ideó para ser el órgano de expresión de laConfédération Générale du Travail-Syndicaliste Révolutionnaire (CGT-SR), a la histórica cabecera francesa le salió hace poco una almorrana llamada El Combate Sindicalista, producido por un grupo de líderes sindicales faltos de afecto dentro de la Confederación Nacional de Trabajo, herederos ellos solitos del treintismo según se autodenominan, y con ganas de hacerle comprender al mundo en particular y a sus masas en general el gran logro que supone para la clase obrera la existencia de tan dignos y cultivados seres humanos.


Nos falta elevar muchos kilómetros nuestro espíritu para llegar al nivel de tales gigantes. Sabemos que nadan contra corriente, que desean combatir desde sus páginas una forma de entender la CNT, y arden en deseo de morir en la guerra dentro de un batallón confederal. No obstante, las cosas confederales no están como para hacer un batallón ni para languidecer en el exilio purificante de Francia. Así que pensaron que tal y como estaba el patio, el mejor modo de educar al populacho ansioso de libertad era sacarle punta al boli, enchufar la computadora y ordenarle que escriba versículos de redención.

Pero los tiempos no corren, sino vuelan. Horas después de gritarle a la pantalla de TFT “¡escribe, traidora, que vas a romper la CNT! “, no tuvieron más remedio que buscar entre sus huestes a alguien con estudios suficientes como para poner en marcha esa herramienta del demonio y dictarles al oído, con esos masculinos torrentes de voz propios de héroes curtidos en mil batallas, lo que querían expresar al mundo.

Y que se muera Durruti de nuevo si no lo lograron, aunque dejaron al escribano sordo de un ojo.

Cual ave Fénix, renació El Combate Sindicalista. Y nosotros llegamos después para honrarles.

O Tempora O mores!

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