viernes, 10 de diciembre de 2010

Gooooooollll de Maoraaagueeeesss!!!

No tenemos palabras para expresar lo que sentimos. Despues de todo un año difamando, falsificando cotizaciones y votos, creando federaciones locales con menos militantes que sindicatos, denunciando a compañeros, dejando tirados a trabajadores, mintiendo, enviando falsas actas a la organización, creando sindicatos titeres para ir a las elecciones sindicales, la cnTIA, es decir, lo que queda de CNT Sevilla tras el abandono del 80% de la militancia, ha ganado el congreso. ¿O no? Mas bien no, porque por lo que parece el monito confederal deberá seguir sin su bien merecido puesto laboral y porque el Noi del Euro tampoco podrá enchufar a ningún seguidor. Por ahora el único liberado sigue siendo Vicentín, que tiene que pagar a la criada que tiene en casa. Pero por lo demás la cosa les ha salido bastante bien. De pensar que estaban fuera de la CNT por tanto trapicheo se han convertido en pieza clave de la victoria de los estrategas (por no decir algo peor como hipócritas)de Córdoba a la hora de solucionar los problemas de la confederación a golpe de verticalismo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Decíamos antes de ayer...

Miercoles, 21.00 en el cuartel de la cnTIA. Sentado, apoyando los codos, Vicentín espera pacientemente que su gran timonel acuda a la cita que tenían desde hace una hora. En el otro extremo, el monito intenta llegar al borde de la mesa apilando cojines en su silla. La giralda perdió su color de fuego hace bastante tiempo. Vicentín piensa si por el salario que percibe por la organización le merece la pena tanta espera y sobre todo tanta escritura. Solo esperan ellos dos porque el Noi del Euro anda de gira vestido de Cenicienta o alguna otra tontería para sacarles los cuartos a los adolescentes.

De repente, se escucha una musica celestial y una luz proveniente del balcón se derrama por la habitación hasta llegar a la puerta. En ella, cual Abraham con las tablas de la ley, cual Mahoma esperando para predicar, cual Lenin a punto de ordenar el asalto a algún palacio imperial, está el gran timonel rodeado de un aura casi divina. Decimos casi porque cuando apagan los focos y dejan de tocar las campanas de la iglesia de enfrente, nuestro guía hacia la revolución y el paraiso en la tierra pierde bastante de su esplendor.